miércoles, 7 de agosto de 2019

SANTA ROSA CARTA 24

7 D’AGOST
Querido misionero, 
durante estos días no hemos dejado de cambiar de paisaje, hemos sido testigos de la belleza de la naturaleza, incluso de las construcciones humanas. Dios está en las cosas bellas y hermosas de este mundo, tenemos que saber reconocerlo en la naturaleza, en las demás personas, en lo que es verdadero y justo.
¡Parece que toda la creación canta un himno de alabanza a la belleza de Dios! Pues Dios es el creador de toda belleza que existe, incluso de la belleza que los hombres podemos crear. Él ha inventado la belleza, Él es la Belleza, y Él nos ha dado la capacidad de percibirla, apreciarla, experimentarla y desearla al crearnos a su imagen y semejanza.
Verdaderamente creo que cuando comprendemos toda la belleza de la persona de Jesús, no podemos dejar de desear expresarla, si es que Él vive en nosotros: hagamos que nuestra belleza del espíritu llene de gozo a los que nos rodean.
No podemos dejar de dar gracias a Dios por tantos dones que recibimos, por tantos beneficios que ni siquiera sabemos que nos da. Pero hay algunos que sí podemos ver y percibir. Estos días vas a tener muchas ocasiones de contemplar la belleza. No dejes que eso pase sin que te lleve a pensar en Dios. No dejes de dar gracias a Dios en todo momento pues “es de bien nacido ser agradecido”. Estas cosas hermosas te tienen que llevar a mantener durante todo el día y toda la noche la presencia de Dios. Hacer una oración permanente las 24 horas del día.

Piensa que todas las cosas bellas nos han de llevar a la Belleza mayúscula. Igual que le pasó a San Agustín, que se distrajo mucho en esas cosas buenas hasta que por fin dio con la belleza en sí misma. “Tarde te amé, belleza escondida; tarde te amé, pues tú estabas dentro de mí cuando yo en las cosas de fuera te buscaba. Pero Tú llamaste y que amaste y rompiste mi sordera te gusté y ahora tengo hambre y sed de Ti, me tocaste y encendí el deseos de tu paz”.

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