sábado, 13 de julio de 2019

CRÓNICA DÍA 17: 31-07-07-2019

¡Bueno, bueno, bueno! ¡Qué día! En verdad, no ha empezado muy diferente que los demás. Nos hemos levantado para ir a misa a las 6:15, como siempre, y hemos desayunado a las 7:30, como siempre. Lo que pasa es que a las 8:00 nos han venido a buscar dos wa-was (camionetas con sitio para 15 personas) que nos han llevado al punto de partida de nuestra aventura a Choquequirao.
La verdad es que las wa-was nos han sorprendido gratamente llegando solo diez minutos tarde, un récord para los peruanos. Nos hemos dividido en dos grupos, los chicos y las chicas. Al ser menos chicos que chicas, Clara y Marta Umbert han tenido que venir con nosotros, y el Mn. Carlos ha ido con las chicas.
A la mitad de nuestro trayecto de tres horas hasta el pueblo de donde hemos salido, la wa-wa de los chicos se ha parado en un pueblo para esperar a la de las chicas. Durante la espera, Pepe Marquès, Antón Marquès y Xavi Lucena se han puesto a jugar con una especie de moto con un "remolque" en el que cabían tres personas. Otros como Luís Torrens, Arnau Carbó y Tato Salvador han distraído a una niña peruana de dos años a la que le han regalado un caramelo. Justo antes de volver a entrar en la camioneta, dos mujeres peruanas han decidido que se unían a nosotros y hemos tenido que dejarlas entrar, todo muy surrealista...
Al llegar al pueblo, nos hemos encontrado que la wa-wa de las chicas ya había llegado y estaban todas bailando zumba en la calle principal. Ha sido un momento de vergüenza ajena y de compadecimiento por el conductor de su camioneta que, por lo visto, se lo ha pasado muy bien.
Momentos después nos hemos dirigido hacia el mirador desde el cual se podía ver el camino que íbamos a hacer y también nuestro destino: Choquequirao. Antes de llegar al mirador en cuestión, hemos sido cautivados por un grupo de cinco cachorros de perro que no debían pasar de la semana. ¡Qué monos! Gente como Jaume Morer o Teresa Perreau ha tenido la tentación de llevarse uno a casa. Al llegar al mirador, algunos de nosotros, yo incluído, nos hemos venido arriba porque el camino de subida no parecía tanto como realmente ha sido...
Después de una copiosa comida, Josep y yo hemos ido a buscar las mulas que nos han acompañado hasta arriba. Unos momentos más tarde, ha empezado nuestra aventura, ¡y qué aventura!
Creo que no soy el único al que durante toda la vida le han dicho que todo lo que sube baja, esta hipótesis ha quedado refutada durante el día de hoy, ya que para llegar hasta donde estamos ahora, hemos tenido que descender 1.200m hasta un río y después subir otros 1.600m. Por lo tanto, podemos decir que en verdad, todo lo que baja, sube.
En el descenso, los más rápidos lo hemos hecho en menos de dos horas, pero los más lentos han llegado a hacerlo en tres. Una vez abajo, hemos podido remojarnos en el río Apurímac antes de empezar nuestro largo ascenso.
Hacia las 15:40 la gente ha empezado a subir. Lo han hecho en grupos. No ha sido nada previsto, pero los que han salido los primeros lo han hecho para que no les coja la noche ya que aquí el sol se pone a las 18:30 aprox., aunque nadie se ha librado.
El primer grupo en salir, formado por Luis Torrens, María Argelich, Pepe Marquès y Tato Salvador; ha tenido un pequeño susto. Subiendo, ya de noche, se han cruzado con un misterioso animal que, por culpa de la oscuridad, no han podido ver qué era. Luis, con un machete, se ha puesto como si fuera un guerrero o algo en una lucha de casi tres minutos contra la oscuridad. Después de estos intensos momentos, se han dado cuenta que ese animal no era más que una de las mulas de carga. Por suerte, ninguna mula ha sido dañada en la subida de Choquequirao.
En un momento dado, un grupo formado por Clara Umbert, Álvaro Franco, Teresa Perreau, Rosa Morer, Anna Llovera, Josep Bataller, Nuria Franco y yo nos hemos juntado y hemos decidido quedarnos a dormir en el sitio donde estábamos, ya que hacía rato que el sol se había puesto. Lo que nos ha hecho cambiar de idea ha sido la llegada de los guías con las mulas de carga. Lentamente y con muchas paradas hemos seguido hacia adelante. La desmoralización ha sido muy grande. Caminar por la noche es bastante duro ya que no se ve el camino si no llevas linterna... Por suerte más de una persona tiene y nos hemos podido guiar.
En un momento dado, Xavi y Arnau, que han subido hasta arriba en 2:30h, han aparecido para ayudarnos a llegar hasta el cámping donde pasaremos la noche. Desde su llegada, el grupo se ha puesto contento ya que lo que ha significado es que quedaba poco para llegar. Muertos por la subida, hemos cenado y nos hemos metido en la cama en una "casa" llena de literas.
Mientrastanto, un trío formado por Antón, Alicia y Pocho (un peruano que nos ayuda en el orfelinato) seguían perdidos por la montaña. La subida ha sido tan dura que Alicia ha tenido un minidesmayo; después de eso, Pocho ha dicho: "Alisia está descansando." Horas después, otra patrulla de salvamiento formada por Arnau Carbó y Luis Torrens ha ido a rescatarlos y hacia las 23:00 han llegado todos sanos y salvos.
Esto es todo por hoy.
Un abrazo,
Juan Vidal-Quadras

Pd: Felicitaciones al Senyor Morer, al papi Pujol, a Ignacio Marqués, a Nacho Llovera y a todos los Ignacios-Nachos que lean esta crónica :)

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