31 DE JULIOL
Querido misionero,
hoy volvemos a celebrar la santidad de otro gran santo español: San Ignacio de Loyola. Ignacio fue un noble vasco que siguió la vida religiosa y fundó la Compañía de Jesús. Era el pequeño de 14 hermanos (qué mono) y al crecer ejerció profesionalmente de militar. El 20 de mayo de 1521 fue herido gravemente en la pierna, lo que supuso su traslado a Loyola para pasar la convalecencia.
Mientras se curaba, decidió cambiar de vida, iniciando así un peregrinaje a Jerusalén. De camino paró en Montserrat, donde a los pies de la querida Moreneta dejó sus vestidos y espada y escribió los famosos “Ejercicios Espirituales”. Una vez en Barcelona, embarcó, primero a Roma, luego Venecia, Chipre y finalmente a Jerusalén.
De regreso a su casa, estudió y se formó para conocer más a Cristo y así poder darlo a conocer mejor. En 1537 se ordenó como sacerdote en Roma, donde en 1540 se aprobaría la Compañía de Jesús, siendo él el elegido como superior general. Esta orden, en principio se planteaba dedicarse a la predicación, en pobreza y viviendo las obras de caridad corporal. Pero las experiencias pedagógicas hicieron evidentes una necesidad de incluir la enseñanza entra las labores propias de la nueva orden.
En su festividad de invito a rezar por toda la comunidad jesuíta, las personas que dedican a la enseñanza (sobre todo los que conoces) y los sacerdotes del mundo entero.
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh Buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo, defiéndeme.
En mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti,
para que con Tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
Oración a Cristo crucificado de san Ignacio.
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