SANTA ROSA CARTA 14

DIA 14: 28 DE JULIOL

Querido misionero,

ya llevas dos semanas fuera de casa y el cansancio se empieza a notar, las fuerzas flaquean y uno se replantea si realmente vale la pena tanto esfuerzo. ¡Permíteme que te abra mi corazón! 

En 1615, buques corsarios neerlandeses se propusieron atacar Lima. Esta noticia sacudió a toda la ciudad. Ante esto, me reuní con otras mujeres en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario para orar unidas. Los ánimos de todos eran alarmantes, entonces ocurrió. Misteriosamente, el capitán de la flota neerlandesa falleció en su barco, lo que supuso la retirada de todas las naves. 

Te cuento esto para hacerte ver la necesidad de Cristo que tenemos, la paz y el consuelo que se encuentra a sus pies. ¡Qué unidas nos sentimos todas allí reunidas y rezando por nuestra ciudad! Estábamos todas juntas haciendo Iglesia.

Querido mío, estos días vivirás seguro momentos de gran agotamiento y desesperanza. Te invito a que descubras en tus compañeros la fuerza de la Iglesia. Ya ves que en los avatares de mi historia personal ha habido momentos de pesadumbre, de dificultad, de desánimo y en ocasiones de confusión, pero puedo asegurarte que la Iglesia ha sido siempre para mí el lucero donde encontrar el rostro de la Verdad. El rostro de Cristo que me impulsa a vivir una vida sumergida en el amor. En ella he encontrado el aliento, la fortaleza y una gran familia. En ella he encontrado el Amor.

¡Qué hermoso es descubrir en la Iglesia la presencia amorosa de Dios!